sábado, 31 de marzo de 2012

Cosas de negocios


El mundo de la medicina y la tecnología van cogidos de la mano, que uno avance es esencial para que lo haga el otro. Es indiscutible que se han hecho progresos impensables tiempo atrás, no solo respecto a otros siglos, pues en pocas décadas ha habido un salto abismal. Pero lamento si alguien ya se estaba poniendo optimista pues no es oro todo lo que reluce.
El problema por supuesto no son los avances, es que la investigación es mayoritariamente privada, y además la pública se ha recortado. De hecho, es curioso que España, que suele seguir las directrices que vienen de Europa en busca de su complacencia como el niño que espera una golosina, justo en este punto va y se le ocurre ir a contracorriente. Pues los países de la UE están intentando llegar a un 3% del PIB en Investigación+Desarrollo+innovación y a nuestro Gobierno se le ha ocurrido bajar a un 1’39. Pero ¿Qué significa esto realmente? Pues que los proyectos organizados desde el Estado en teoría buscan solventar problemas que una empresa no se dedicaría a analizar porque no le resultaría beneficioso económicamente hablando. La sanidad, entre otros, es uno de los considerados gigantes del bienestar. Si dejamos que sea el ámbito privado el encargado de investigar para acabar con enfermedades aún existentes, o al menos paliar sus perjuicios, y de proporcionar las soluciones; estaremos permitiendo que conviertan a lo más importante, que es la vida, en un negocio (Sí, más aún…)
Porque las empresas no se van a arriesgar a invertir su capital si saben que luego no lo van a recuperar mediante las ventas, aunque intenten algunas dar imagen de filántropas. Entonces ¿que sucedería? Que solo podría tener una buena asistencia sanitaria quien tuviera dinero, y de sobras sabemos que no tiene más quien más merece. Aunque realmente esto ya sucede como veremos a continuación. A causa de este fallo del mercado, el Estado debe actuar, por eso atenta contra el bienestar de la población que se recorte en sanidad e investigación.
Y precisamente por tolerar que la medicina sea un affaire se encuentran casos de injusticia sobrecogedora. Porque por ejemplo el sector de la cirugía estética no se ha visto fuertemente afectado por la crisis, y no estoy refiriéndome a las operaciones por necesidad, sino a aquellas motivadas por la superficialidad de una sociedad corrompida por un concepto de belleza que ahoga a aquellas personas que aspiren a llegar a un ideal que en realidad no es más que un buen trabajo de photoshop, pero este es otro tema. Lo que nos debe hacer reflexionar es que España es ya uno de los países cuya población más recurre a estos tratamientos. Y además con la mundialización se está exportando hasta un prototipo destinado al mercado, por ejemplo, en Japón aumentaron las operaciones para asemejarse a las occidentales.
Pero a pesar de quien afirma que el aspecto físico mejora su autoestima y por lo tanto mejore su bienestar, no siempre se consigue el resultado buscado e incluso pueden surgir complicaciones siendo peor el remedio que la enfermedad (aunque de lo que estoy hablando no tenga nada de enfermedad). In facto, no suele ocurrir pero ha habido más casos de problemas derivados de los aumentos mamarios, de cambios de nariz, etcétera, de los que aparecen en los medios. Incluso se han realizado estudios que demuestran que el botox afecta a la lectura de las emociones, al paralizar líneas de expresión éstas no llegan adecuadamente al cerebro. De modo que termina afectando a la propia empatía que pueda sentir una persona.
Pero vayamos al epicentro de la cuestión que pretendo abordar, mientras el mercado de la estética y dietética intentan “vender felicidad”, aumentando sus ingresos y realizando sus avances para que quien pueda permitírselo se parezca a Brangelina; La malaria sigue siendo la enfermedad infecciosa parasitaria que a más población impacta a escala mundial, sobre todo en las zonas de clima tropical y sub-tropical según la OMS. Cada año, sobre unos 500 millones de personas contraen dicha enfermedad, un millón muere, y entre estos el 85 % no han llegado ni a los cinco años de vida. Pero la industria ignora estas cifras con el motivo de que no les sería rentable, los gobiernos de estos países no se hacen cargo y desde los países desarrollados no se actúa porque están demasiado preocupados por la prima de riesgo, por ganar elecciones… Bueno, si están ignorando la propia sanidad el país nadie espera que vayan a intentar salvar a personas a quienes ni siquiera se les pone rostro. Por eso he querido mostrar, aunque sea con esta simple foto, que sí son personas de carne y hueso, por ejemplo este indefenso niño de Uganda que padece paludismo.

Pero además de la malaria sucede algo similar con el sarampión, la diarrea, las muertes por parto, y enfermedades de transmisión como el VIH, que se incluyen como algunas de las mayores causas de muerte en estas zonas. Por ejemplo, un cuarto de los fallecidos por el SIDA se dio en África. De los afectados, tan solo el 8% tiene acceso a tratamiento. En Europa y América se sitúa entre el 0 y el 9% de casos registrados y estos se suelen resolver, por lo que los recursos existen, pero están monopolizados en los países ricos (vamos a dejarnos de eufemismos). Asia y parte de Oceanía se encuentran en un escalafón más alto que las zonas africanas más próximas al ecuador, pero tampoco salvan sus datos.
Por eso es tan importante que se actúe desde otro organismo que no sea el libre mercado, ingenuos de los que confían en las bondades de su propia regulación. Y si desde los Estados no se interviene suficiente, ni desde la Organización de Naciones Unidas, desde luego no va a ser la industria médica la que por propia iniciativa de más prioridad a erradicar enfermedades que matan a diario a individuos desprotegidos, que a áreas tan rentables como aquellas que citaba a principio del artículo; ni por supuesto tampoco en otros medicamentos que serían fácilmente sustituibles por remedios absolutamente naturales.
Así que mientras siga primando el ganar dinero frente a salvar vidas, aunque suene hiperbólico; mientras se prefiera no ver la realidad a verla negra, en un lugar aumentaran los senos y en otro no tendrán qué mamar.


martes, 27 de marzo de 2012

Bienestar

Está claro que todo el mundo puede responder a la pregunta ¿qué es el bienestar? Y seguramente muchos responderían con imaginativas ocurrencias.

No obstante, el significado concreto de bienestar del que quiero hablar hoy va por otros prados, en concreto tiene relación con nuestro querido (aunque no por todos) Estado del Bienestar. En sociología, las fuentes de Bienestar (el trabajo, la familia y el Estado social) son aquellas organizaciones o agentes sociales que constituyen nuestro sustento, nos aportan recursos y protección (luego volveremos sobre esto), y fundamentalmente, constituyen la principal barrera ante la exclusión social. Una persona que no tiene recursos por vía del trabajo, como los niños, los jubilados, los parados o los dependientes, puede estar perfectamente integrado en la sociedad, incluso contarse entre los miembros de las clases acomodadas, si cuenta con el sustento de su familia, o del Estado social. Estos pertenecen a lo que se llama “pobreza integrada”, y los considero un ejemplo bastante ilustrativo para comprender el concepto de “fuentes del bienestar”.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando las fuentes del bienestar desaparecen? La respuesta es simple: pobreza económica y exclusión social. Cuando una persona que no cuenta con un trabajo pierde el sustento de su familia, o la subvención del estado, entra en un proceso de deterioro no solo de su economía, sino de sus relaciones sociales y personales o su vida cultural.

Pues bien, esto es lo que está pasando en los últimos tiempos. Con los continuos ataques al estado social se desmonta el primer pilar del bienestar; con la desregulación y flexibilización del mercado de trabajo se convierte al segundo pilar en una estaca quebradiza que en cualquier momento puede astillarse y ceder. Por último, solo queda el sustento de la familia, en pleno proceso de reestructuración (que no desestructuración) debido a los cambios en los modelos familiares, y a la vez también sustentada por los otros dos pilares, por lo que constituye un apoyo cada vez menos firme.

A éste análisis, que para muchos habrá sido un empacho considerable de sociología, es a la que uno llega cuando se plantea las causas del aumento de la pobreza y la exclusión. No obstante, falta un punto, el esencial en este artículo. Esta situación provoca una reacción: la incertidumbre. Aunque la población no sea consciente en términos sociológicos de este cambio de tendencias en las fuentes del bienestar, son conscientes de que algo está perdiendo certeza en su día a día. La función principal de los agentes del bienestar, que es proporcionar seguridad y un horizonte de futuro mínimamente estable, se debilita, ya no puede ser satisfecha por las fuentes clásicas. El efecto de esto es tan simple como desolador: se produce una demanda de bienestar. Y por doquier surgen ofertas dispuestas a satisfacer esa demanda:

De un tiempo a esta parte, hemos observado en el lenguaje publicitario de ciertas empresas de seguros el predominio de palabras como “protección” o “cuidado”. Es algo congénito a las propias aseguradoras, pero es destacable la apropiación de emociones normalmente ligadas al ámbito de la familia. “Nadie te cuida como yo” o “Personas que cuidan de personas” son frases que remiten a los deseos más básicos del ser humano, esos mismos que están siendo amenazados. Desaparecen las fuentes tradicionales de bienestar, pero entra en escena un nuevo actor: el Mercado. Se trata de un actor que lucha por hacerse con cada ámbito de la vida, y la provisión de bienestar no iba a ser menos.

Ahora bien, cabe hacerse una última reflexión. Debemos saber quién nos está vendiendo este bienestar. Los productos de las aseguradoras no nos los venden un entrañable erizo, o un tenista de élite. Ni siquiera nos los venden los amables asesores de los anuncios.

Los seguros, este bienestar de pago, nos los venden las grandes compañías de seguros que juegan a especular con la deuda de los países, forzando a gobiernos a recortar en prestaciones públicas. Y son primos hermanos de los bancos que mantienen la economía en una nube de inestabilidad, y que luchan por convertir el mercado de trabajo en un completo ir y venir de precarios. O han tenido mucha suerte, y han sabido aprovechar la debilitación de las principales fuentes de bienestar, y la oportunidad de negocio que ha generado, o bien aquí a alguien le ha salido la jugada redonda. ¿No será que nos han quitado el pan para luego vendernos las migajas? Piénsese.


sábado, 24 de marzo de 2012

¿Una mentira mil veces repetida, se convierte en verdad?


Aún recuerdo cuando “ponte el cinturón” era simplemente un anuncio de tráfico, un consejo para un infante o una canción graciosa. Ahora el significado, como prácticamente todo, adquiere términos económicos. Nos hablan a todas horas de austeridad, de sacrificio, de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades… Tanto se ha oído que ha penetrado en las entrañas de la sociedad, siempre y cuando no se estuviera prevenido. Pero como dijo el economista Sampedro, si hemos vivido por encima de nuestras posibilidades es precisamente porque hemos tenido esa posibilidad, porque los bancos lo han permitido, porque los políticos llevaron a cabo una política desregularizadora, ojo a las falacias.

A esto Noam Chomsky le llamaba estrategia de gradualidad, y como el propio nombre indica se trata de aplicar una medida poco a poco, discurso a discurso, hasta que por fin se consigue la imagen no solo aceptable sino incluso necesaria. En el caso de España, el ámbito político y los medios de comunicación han hecho muy bien su labor. Los partidos políticos que han tenido y están teniendo que hacer frente a la crisis lo tienen muy claro, ya comenzó el PSOE el trabajo “sucio” de los recortes, sorprendió más porque el nombre engaña, por lo de socialista y tal. Luego llegó el PP, con mayoría absoluta, en las urnas que no en la población. Porque eso de que España haya dado un giro a la derecha es muy relativo, el porcentaje de ciudadanos que votó al PP fue el 30.37 % por lo que quizás deberían replantearse si todas las políticas que hagan estarán totalmente legitimadas, pues hubo un 31’06 de abstención. Porque en estas elecciones han ganado con 10.866.566 votos, pero en 2008 obtuvo 10.278.010, no parece un aumento tan significativo como para afirmar que un país entero se haya movido hacia una ideología.

Resaltado este hecho, ya podemos comenzar con la explicación de la nueva reforma laboral según el Real Decreto de Ley 3/2012. Lo que Rajoy habló a susurros ya es un hecho, a la huelga se irá el 29 de marzo. Porque se señala sin cesar la importancia de la productividad, pero si se bajan los salarios bajará la productividad. Esto se debe a que admitámoslo, España no es un país esencialmente exportador, la mayoría de la producción se origina en las Pequeñas Y Medianas Empresas, es decir, en el mercado interior. Si los economistas y expertos hablan como la economía si fuera una ciencia meramente matemática entonces sabrán calcular que si la gente cobra menos, consumirá menos, ergo las empresas ganaran menos. Y si obtienen menos beneficios no creo que contraten a más gente por muy flexibles que sean las condiciones. Todo esto por la obsesión por reducir los costes de producción obviando los factores humanos que hay detrás.

Además, si seguimos adelante con la reducción laboral, la recaudación de impuestos también será menor. Porque no se plantea hablar de buscar nuevas fuentes de ingresos como subir los impuestos a los que más tienen, al contrario, la carga impositiva recae al grueso de la población a la que se justamente se recorta. Igual que cuando se afirma que salario alto es antónimo de crecimiento económico, hasta la crisis los beneficios de las empresas subieron más que los salarios y no es una coincidencia. Pero parece que nadie osa despertar a Keynes de su tumba, el neoliberalismo conviene a algunos y han sabido conseguir que muchos a quienes les perjudica terminen por aceptarlo, votarlo y hasta reproducir sus lemas cuales loros.

Otro punto es el despido, que no ha sido tan rígido como la Patronal y la COE proclaman o la tasa de paro no se explica. Si se facilitan los despidos y llegamos al despido libre ya nos podemos despedir de la huelga como mecanismo de defensa de derechos laborales, pero esto no es lo más grave. Si tan solo presentando que la empresa no ha tenido tantos beneficios como el año anterior, aunque no haya pérdidas, ya se facilita el despido, se puede confiar en la bondad de los jefes, pero cualquier excusa bastaría para decir adiós. Esto también afecta a la temporalidad de los contratos, que paulatinamente se ve incrementada, pero flexibilidad se va acercando más a precariedad que a prosperidad. Y un sector que no tardará en verse afectado es el de las mujeres, pues si en España ya se daban casos de dificultad de acceso al trabajo por todo el tema de la maternidad y demás, ahora para conseguir la conciliación la sociedad va a tener que luchar más aún.

Y si hay algo que caracteriza la reforma laboral es su influencia de la llevada acabo por los germanos, Alemania ha sido tomada como paradigma y admiramos sus tasas y datos sin observar realmente más allá. Porque que hay menos paro está claro, pero ¿a que coste? En el país que nos sirve de modelo existen los mini-Jobs, trabajos cuyo salario no podría mantener a una persona independiente, ha aumentado el número de habitantes que viven por debajo del umbral de pobreza y también hay muchos españoles cualificados trabajando en McDonald, aunque todos los que aparecen en Callejeros Viajeros parezcan muy felices y muy prósperos. Por eso no debemos dejarnos engañar por las cifras, porque aunque el objetivo del Gobierno sea maquillarlas para obtener la imagen exterior que tanto desea, como Mark Twain escribió: Hay tres clases de mentiras, la mentira, la maldita mentira y las estadísticas. En definitiva, todos los pasos que demos atrás habrá que volver a andarlos cuando queramos avanzar. Y más cuando los convenios colectivos han sido modificados en detrimento de los trabajadores y trabajadoras. Porque el mayor problema que se vincula a todos los cambios laborales y en lo referente a otros ámbitos, es que se están proponiendo como soluciones a la crisis y están asentando las bases del camino que queda por recorrer y que a pesar de encontrarnos en el momento de más progreso tecnológico, se está retrocediendo en materia laboral y más allá, en la propia ética y moralidad.

domingo, 4 de marzo de 2012

Los agentes del Poder

Mirando los videos e imágenes de las cargas policiales del pasado 20 de marzo, uno no puede evitar hacerse una pregunta fundamental. Ante las gratuitas expresiones de violencia, ante acciones que, traspasando el límite de la preservación del orden ciudadano pasan a ser lo que, en cualquier otro contexto, obviando el uniforme policial, se consideraría una agresión con ensañamiento en toda regla, surge una pregunta inevitable: ¿Qué estará pasando por la cabeza de estos agentes?

Por una parte, tenemos la excusa de las autoridades, que tan solo menciono como detalle pintoresco, ya que se trata una justificación incoherente y falta de todo sentido: para unos, es una actuación proporcionada frente a unas supuestas agresiones físicas; para otros, no es más que estrategia policial, contra un enemigo organizado, y según los informes oficiales, los documentos verdaderamente vinculantes, las lesiones se explican porque los manifestantes “tropezaron y se hirieron al caer al suelo”, debemos suponer que repetidas veces, y encontrando en su camino las botas de la policía. Cada una de estas respuestas, más sorprendente que la anterior.

Por otra parte, no hay quien deja de ver esta acción como lo que es en un marco amplio: una estrategia de las instituciones del poder por mantener el orden mediante la violencia, y acallar una serie de voces críticas demasiado molestas, por el hecho de apuntar directamente al quid de la cuestión valenciana, que es la barra libre de gasto público de la que se han beneficiado sectores muy limitados de la gran burguesía nacional e internacional. Esta estrategia es, desde cualquier punto de vista, repugnante y vergonzosa, y así debería serlo para cualquier ciudadano con un mínimo de criterio.

No obstante, lejos de documentos institucionales y análisis sociopolíticos más amplios, en lo que me quiero fijar es en la faceta humana, en el ámbito de lo micro, lo personal. ¿Por qué una persona, por mucho uniforme que lleve, y por muchas órdenes que reciba, agrede de esta manera tan brutal a adolescentes pacíficos, que lo son, y que él sabe que lo son? ¿Por qué no se limita a cumplir con lo que se espera de él (despejar la vía pública) con un procedimiento más mesurado, que los hay? Para explicar el ensañamiento, e incluso, por qué no, la vileza que se observa en las actuaciones de ciertos agentes antidisturbios de este país (tales como provocar a los manifestantes, desde el escudo que les brinda su autoridad, para que éstos reaccionen y poder así cargar contra ellos), no puede pasar desapercibida la imagen al margen*.

Esta imagen prueba la conexión que, en muchos casos, existe entre la pertinencia a cuerpos de seguridad del estado, y un tipo determinado de personalidad. Theodor W.Adorno, sociólogo de mediados del siglo pasado, teorizó sobre este tipo de personalidad, caracterizada por la irracionalidad, la impulsividad o el pensamiento maniqueo (que no da lugar al consenso ni a términos medios), así como por la aceptación ciega de una autoridad superior y el deseo de imponer la propia autoridad sobre los rangos inferiores. Según Adorno, esta personalidad estaba ligada a ciertos ambientes familiares, y también a la frustración vital: al ver una persona incumplidas sus aspiraciones, canaliza esta tensión en forma de autoritarismo.

Aplicada la teoría al ejemplo, encontramos a un individuo, probablemente varón, que ha visto frustradas sus aspiraciones vitales, o que ni siquiera ha tenido unas, a causa del muchas veces sofocante sistema social en el que vivimos. Si esta persona desarrolla rasgos de esta personalidad autoritaria tenderá a buscar siempre situaciones de violencia, donde pueda imponerse a los demás mediante el uso de su fuerza, o simplemente, ejerciendo una autoridad, escudado en una placa, y encontrando satisfacción en el hecho de ordenar a otra persona lo que tiene que hacer. Esta teoría nos sirve ahora para hacer una reflexión. ¿Existen, entre los cuerpos de seguridad, actitudes favorables a este tipo de actuaciones? ¿Tienen las personas que tienen que velar por nuestra seguridad una especial afinidad por la violencia, o los valores irracionales y agresivos? ¿Podríamos llegar a pensar que incluso se premiara este tipo de actitud en ciertos cuerpos, como pueden ser los antidisturbios?

Si la respuesta a estos interrogantes fuera afirmativa, nos encontraríamos con un hecho preocupante: la utilización, por parte del poder, de cierto tipo de individuos violentos, para ejercer de brazo ejecutor de una violencia que éste no se puede permitir por su posición institucional. Es decir, los grandes poderes utilizarían agentes violentos para llevar a cabo sus acciones más turbias.

Por otro lado, dejemos de extrañarnos de esto, y pensemos en los camisas negras italianos, pagados por los grandes propietarios en los años 20, para intimidar o incluso asesinar a los representantes sindicales, o en el pistolerismo barcelonés de la misma época. Ahora pensemos en los simpatizantes seudofascistas que se han dejado ver últimamente por las manifestaciones de Valencia, para intimidar a ciertos sectores de los manifestantes, o provocar un enfrentamiento, y preguntémonos por qué no habían hecho acto de presencia antes de que este asunto adquiriera una trascendencia nacional.

*cabe señalar que la foto del margen no corresponde, como se ha pensado, a las cargas policiales de éstos días, sino que pertenece a un subinspector de policía que lo lucía durante los desalojos del barrio del Cabanyal en 2010; unos hecho, por cierto, que no todo el mundo recuerda con estos nuevos episodios de violencia policial, que no se alejan demasiado de aquellos otros.